Imperius



Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

Imperius
Por Regan

Los labios de Pansy se curvaron en una sonrisa mezquina mientras sus ojos brillaban con ambición. “Perfecto”, pensó la rubia mientras se dejaba caer en uno de los sillones.

Dean salió del departamento por la mañana para ir por víveres. Agradecía que Harry fuera una persona honesta y colaborara con el mantenimiento de la casa, ya que de lo contrario sería abusar del sueldo de Neville. Él mismo se había sentido profundamente mal cuando decidió dejar su empleo por un tiempo.

Harry se quedó en casa, despertó temprano y se estiró hasta bostezar, se sentía muy bien y era su día libre, así que tenía todo un día para hacer absolutamente nada. Bueno, en realidad el día se lo dedicaría a Draco, al que ya le debía bastante atención.

Draco yacía desparramado sobre el sofá, entretenido con un aparato que Dean había llamado “televisor”, nunca había visto algo como eso y era curioso ver pasar imágenes y anuncios de múltiples colores. Harry se sentó en un sillón cercano, mirando también el aparatejo.

- Quiero uno de esos – declaró Draco señalando hacia la tele.

Harry rió, Draco quería un juguete de acción, con armas de todo tipo y “baterías no incluidas”.

- ¿Para qué quieres eso?

Draco se encogió de hombros al responder – No sé, para jugar o algo. Lo quiero. – ordenó Draco con un puchero.

- Oh, no seas caprichoso – Harry le arrojó el cojín más cercano que fue a estrellarse directo al rostro del otro.

Draco devolvió el cojín a penas lo tuvo en sus manos, pero su mala puntería lo hizo fallar del blanco.

- ¡Qué mala puntería rubio!

- La tuya será muy buena – medio gruñó Draco cruzando los brazos.

- La mía es excelente – guiñó Harry al tiempo en que se acercaba al sillón donde Draco descansaba.

Draco se acomodó para dejarle espacio en el sillón y Harry se sentó a su lado y se recargó en él. Draco sonrió cuando sintió que Harry lo abrazaba por la cintura y se recargaba en su pecho, hacía días que Harry había estado muy cariñoso con él y lo agradecía, por que cada día él necesitaba más de Harry y el chico moreno iba dejando de lado sus inhibiciones, poco a poco.

- Te tengo un regalo – susurró Harry a su oído.

- ¿Cuál? – rió Draco, las palabras de Harry le habían hecho cosquillas.

- Ven – Harry intentó levantarse pero Draco lo detuvo.

- Ah, ah – Draco negó con la cabeza apretando a Harry aún más.

Harry rió y dejó caer de nuevo todo su peso sobre el delgado cuerpo que estaba bajo él, dejando que el calor que desprendía lo inundara, definitivamente se estaba bien así. Llevó una de sus manos al control remoto y apagó la televisión, no la necesitarían en ese momento. Las manos de Draco le levantaron la cabeza un poco para que quedaran a la misma altura y pudo ver como el rostro del rubio se acercaba muy lentamente.

Ciertamente no era su primer beso, ni el primer beso que recibía de Draco tampoco, pero cada uno lo hacía sentir mejor que el anterior, por que se llevaba sus miedos y las inquietudes que lo rodeaban. Sabía que el pasado había quedado atrás y ahora todo era diferente, por lo que soltó un ligero suspiro de alegría y comenzó a devolver el beso.

Era hasta cierto punto adictivo, una vez que empezaban no podían parar, así que solían besarse sólo cuando tenían todo el tiempo del mundo para quedarse así cuanto les placiera. Después de un rato Harry encontró una mejor posición colocándose totalmente sobre Draco y continuó besándolo, esta vez intercalando caricias que iban desde la cintura de Draco y pasaban por su espalda hasta llegar a su cabello y se entretenían ahí largo rato mientras sus labios se despegaban por momentos para respirar y volver a entrar en la cálida boca que lo recibía.

Draco por su parte, en algún momento había pasado sus manos por el cuello de Harry y se encontraba en su paraíso personal. Se hallaba en una situación a la que pensaba que no podría llegar jamás, por que Harry se había resistido demasiado, pero el tenerlo así y sentir su cuerpo sobre él le hacía sentir extremadamente feliz. A veces, entre beso y beso a Draco le gustaba abrir los ojos y ver el rostro de Harry y cómo, lentamente se fundía con el suyo.

Con un suspiro que dejó entrever todo el amor que había allí se separaron al escuchar un ligero carraspeo proveniente del recibidor. Era Dean… pero no estaba solo, Blaise venía con él.

- Buenos días – se oyó decir a Blaise.

El pobre chico tenía la cara de sorprendido más grande que se había visto en años en esa casa y Dean soltó una risita al mismo tiempo que Harry bajaba el rostro y se mordía el labio para evitar partirse de risa al imaginarse lo que estaría pasando por la mente del chico. Después de unos segundos se levantó de encima de Draco y el rubio se sentó en el sillón, no le había gustado nada que los interrumpiesen, Harry nunca se había puesto tan… bueno, así… cariñoso. Se ruborizó al pensar el espectáculo que seguramente habían dado a Dean y a Blaise, sobre todo a éste último que en verdad había palidecido y sus ojos parecían querer salir de sus cuencas.

- ¿Qué te trae por aquí tan temprano Zabini? – preguntó al fin Harry después de un largo silencio.

- Bueno, yo… tenía cosas importantes que hacer en la tarde y pensé que no les molestaría si adelantaba un poco mi visita de hoy.

- Sí, se suponía que vendrías por la tarde, pero no te preocupes, adelante - y diciendo esto se levantó del sillón y le ofreció sentarse, dándole un último y fugaz beso a Draco.

Mientras Blaise saludaba a Draco y su cara se tornaba cada vez menos pálida Dean tomó los víveres que había comprado y se introdujo en la cocina junto con Harry.

- Lo encontré cerca de aquí y se ofreció a acompañarme, los slytherin son amables cuando se lo proponen, incluso me ayudó con algunos paquetes.

Harry se encogió de hombros, si, los Slytherin a veces eran sorprendentes - ¿Te entretuviste charlando con él? Tardaste más de lo usual…

- Oh… sí, me comentó sobre sus planes para esta tarde y quizá no me di cuenta del tiempo – contestó el chico mientras acomodaba los paquetes en la despensa.

En esos mismos momentos en la sala, Draco liberaba las preguntas que había estado formulando durante los tres días en que no había visto a Blaise, tiempo suficiente para que varias dudas surgieran.

- ¿Entonces Pansy era una especie de… novia mía? – preguntó con un gesto de asco.

Blaise sonrió mientras contestaba

- Sí, algo así, pero nunca la quisiste realmente, es una mujer muy desagradable si me lo preguntas.

- ¿Y qué hay con Snape?

- Te tiene un gran aprecio y… antes de que lo preguntes, no puede salir de Hogwarts, está justo dando clases y los fines de semana tiene que dar entrenamiento especial a los alumnos de séptimos cursos, así que no lo verás hasta la próxima salida a Hogsmeade, él me lo ha dicho.

Draco asintió y continuó su interrogatorio - ¿Dónde está mi abuela?

- ¿Cómo?

- Que dónde está mi abuela.

- ¡Ah! En Escocia. Tiene una especie de castillo ahí, es algo excéntrica…

El chico de ojos grises rió, sí, se imaginaba a su abuela excéntrica, pero también muy linda y tierna, como una abuela normal…

- Blaise ¿En verdad yo era… bueno… tan insoportable?

Blaise enarcó una ceja - ¿Qué quieres decir exactamente con la palabra “insoportable”?

Draco bajó la cabeza totalmente ruborizado – así… insoportable, pedante, altanero, presumido, egocéntrico…

- Ya, creo que he captado la pregunta…

- ¿Y lo era?

- Eh… ¿Te digo la verdad o seguimos siendo amigos?

Blaise se llevó un cojinzazo en la cabeza como respuesta y una risa que jamás había escuchado en Draco. Suspiró resignado, con todo lo que había visto ese día confirmaba que Draco no era más el que él había llegado a conocer, había cambiado radicalmente y todo a raíz de un simple hechizo…

- Blaise… - interrumpió Draco.

- ¿Sí?

- ¿Y tú eres un mortífago?

Blaise se sorprendió con la pregunta y miró con recelo a Draco antes de responder - ¿Por qué lo preguntas?

- Tu antebrazo – señaló Draco con la cabeza a una parte del brazo de Blaise que estaba convenientemente cubierta por la camisa.

- No lo soy.

El chico se levantó airado del sillón donde había estado y se dirigió a la puerta, sin escuchar las preguntas o reclamos de Draco y salió del departamento cerrándole la puerta en el rostro al rubio, quien gruñó enojado, haciendo la rabieta de su vida.

Dean y Harry salieron de la cocina al escuchar el estruendoso cerrar de la puerta del departamento. Y miraron sorprendidos a un Draco en pleno enfado pateando el piso.

- ¿Qué ocurrió?

- ¡Yo sólo quería saber!

- No creo que fuera para tanto lo que preguntara Draco – pensó Dean en voz alta al tiempo que abría la puerta del departamento y confirmaba que Blaise se hallaba ya muy lejos.

Harry estaba igualmente sorprendido porque Blaise había estado muy calmado los últimos días y le parecía extraño que se hubiese exaltado con alguna pregunta del rubio, miró a Draco y recordó lo que tenía que haberle dicho desde la mañana, se llevó una mano al rostro y negó con la cabeza¿Dónde tenía la memoria?... Seguramente se había perdido por el mismo lugar que su heterosexualidad…

- Ven, tengo que darte algo.

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Draco se medía ansiosamente la ropa que habían comprado para él, totalmente nueva. Había estado usando ropa que Harry no había ni estrenado, por que eran de la misma talla, pero ahora tenía la oportunidad de usar su propia ropa.

Sonrió ante el espejo, le gustó lo que veía. Dio una vuelta observándose detenidamente de arriba para abajo y soltando risitas. Atrás de él, Harry sonreía con curiosidad, el rubio parecía un niño pequeño con nuevo juguete. Pero no veía cómo el cuerpo de Draco de alguna forma podría ser juguete… Se ruborizó al pensar en aquello y desvió la vista, pero el rubio atrajo su atención de nuevo.

- Me gusta cómo me queda el verde.

- Serpiente tenías que ser – Draco le devolvió una mirada gélida.

- No soy una serpiente, soy un Dragón, que es muy diferente – reclamó con orgullo.

- Yo no encuentro la diferencia – agregó Harry con hilaridad.

Draco le arrojó lo primero que tuvo a la mano, que resultaron ser unos pantalones que recién se había probado. Harry estalló en carcajadas cuando la prenda fue a estrellarse contra su rostro y cayó de espaldas en la cama, en medio de un ataque de risa mientras el rubio se limitó a rodar los ojos y darse vuelta para seguir mirándose al espejo.

- Narcisista – al fin articuló Harry dejando de lado los espasmos de risa.

La respuesta fue que Draco se encogiera de hombros y siguiera con el quita y pone de ropa cada vez tentando más a Harry quien al final, más ruborizado que de costumbre había dejado al rubio continuar su tarea a solas. “No sabía que fuera tan exhibicionista”.

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- Es que no es posible que puedan soportar tanto tiempo sin Draco y que estén tan tranquilos sabiendo que está…

- Pansy…

- Viviendo entre… entre… esos tipos tan… ¡raros¿Te imaginas si se vuelve como ellos? Si…

- Pansy…

- Después de un tiempo termina queriendo a un hombre y… ¿Y yo! No me dejará…

- ¡Pansy!

- No señor, lo traeré hasta aquí así sea lo último que haga - y enfatizó sus palabras pateando el piso con furia contenida.

- Oh Pansy, haznos un favor a todos y cállate.

Narcissa Malfoy estaba harta de pasar los últimos meses con Pansy Parkinson. Cuando había desaparecido su hijo no lo había tomado realmente con mucha gracia pero tampoco le había dado importancia, sin embargo después de saber las condiciones en que había desaparecido su heredero había comenzado a preocuparse. Su situación económica iría en decadencia con la captura de Lucius Malfoy y una buena forma de amarrar el status que había conseguido a través de mucho esfuerzo era el matrimonio de su hijo con esa chica horrible con cara de vaca alias Pansy.

Así que ahora estaba en problemas, por que su hijo estaba con Harry Potter y al parecer, primero los atrapaban a ellos, los últimos seguidores del Señor Tenebroso libres, que dejar a Draco libre.

Pero es que cada día era más insoportable estar al lado de una chiquilla tan escandalosa, que no proponía nada, sino que se limitaba a quejarse.

Pero tenía que soportarla, sólo era un día más antes de que el plan se llevara a cabo, la primera parte ya estaba hecha, sólo faltaba esperar y Draco regresaría, se casaría con Pansy y ella se podría olvidar de sus problemas económicos o sociales… pero lo mejor de todo era que se olvidaría de Pansy Parkinson y sus parloteos sin sentido.

Se acomodó en su asiento al tiempo que uno de los jóvenes mortífagos presentes se ponía de pie y anunciaba el éxito de su misión.

- Fue fácil, me conoce desde la escuela, fue cuestión de saludar, hablar un poco y poner algunos pretextos, ponernos en confianza y…

- Y luego soltaste el hechizo – río tontamente un hombre gordo y feo.

- Así es Crabbe – siguió el otro después de la interrupción – mañana, Pansy, Narcissa… Draco estará con nosotros.

Y Narcissa soltó un suspiro aliviada a la vez que Pansy soltaba un chillido parecido a una exclamación de felicidad.

Su trabajo en este capítulo es encontrar dónde estuvo el hechizo ;), no es tan difícil, pero está como se diría “subliminal”.

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