Finite Incantatem



De J.K., no míos… háganme feliz y no demanden…

Finite Incantatem

Para todas y todos aquellos que leyeron (y leerán) esta historia y llegaron hasta aquí (Vale, también para los que se atoraron en el tercer capítulo, cof).


Los parpados se abrieron lentamente dejando entrever dos verdes pupilas y tras una serie de pestañeos incontrolables se acostumbraron a la tenue luz que llenaba la habitación. Intentó incorporarse un poco y un ligero mareo detuvo toda intención. Sintió una presencia a su lado y volteó para encontrarse con un chico rubio observándolo atentamente con profundas orbes grises desde el sillón que estaba frente a él.

- Al fin despertaste – medio sonrió el rubio luchando contra un bostezo.

Daba el reloj las tres de la mañana, Harry había permanecido dormido toda la tarde y parte de la noche. Dean y Neville aún estaban en el hospital por heridas menores, nada grave, pero pasarían ahí la noche en observación. Blaise y Snape habían estado ahí hasta la media noche, acompañándolos, hasta que Draco les aseguró que podían irse, él se encargaría de todo.

- ¿Qué hago aquí?

Draco sintió un Dejavú con esa escena, siendo que algunos meses antes él había estado precisamente en esa situación y había hecho exactamente la misma pregunta.

- ¿No recuerdas absolutamente nada de lo que pasó? – preguntó tentativamente.

- Eh… no estoy seguro.

Un brillo pasó por los ojos plateados y sonrió con malicia mientras caminaba hacia el otro sillón.

Harry se acomodó lo mejor que pudo, incorporándose y mirando fijamente al rubio que se sentaba a su lado con una sonrisa bastante extraña para su gusto.

- ¿Qué es lo último que recuerdas?

- Yo no… - su cabeza se sentía estallar y su cerebro definitivamente no estaba dispuesto a cooperar – estoy muy confundido…

- Oh… - exclamó con fingida pena y sonrió mientras en su frente se dibujaba la palabra “venganza” con letras de oro.

En los últimos meses Draco había decidido que estaba fastidiado de Seamus Finnigan y sus acercamientos a su padre. Lucius parecía muy complacido con las ideas del chico y sobre todo, confiaba en él por sobre todos, porque había estado pasándoles información sobre los movimientos de Harry Potter y los había prevenido varias veces de las búsquedas de los aurores.

Pero el repentino compañerismo de Lucius hacia Finnigan no hacía más que descontrolar los nervios de Draco y hacerlo maldecir al irlandés mentalmente cada vez que tenía oportunidad.

- Repasemos – indicó Draco con una angelical sonrisa coronando sus labios.

- Fui capturado por los mortífagos, quienes me torturaron por días enteros después de que vencí a Voldemort y…

- ¿Y…? – le animó a continuar.

- Tú me has rescatado, traído a tu cabaña y curado…

- Exacto – asintió Draco.

- … Por lo que supongo te debo estar tremendamente agradecido…

- Así es – afirmó Draco rotundamente.

- Pero no entiendo por qué…

- No me cuestiones, Potter… - hizo un movimiento para que se callara - soy tu héroe salvador y tienes algunas deudas conmigo…

Y Harry sólo resopló. Grandioso. Ahora le debía la vida a su peor enemigo.

Draco estaba tremendamente arrepentido por haber tenido que elegir el lado oscuro para la guerra, ahora que el Señor Oscuro había caído. Afortunadamente a él no lo buscaban, no había llegado a colocarse la marca por ser muy joven. Lo cuál al final había resultado igual, ahora que tenía que esconderse al lado de su padre por largas temporadas, siempre fiel a la causa, siempre Draco Malfoy.

Aunque realmente todo lo que era Malfoy, era una mera apariencia, pero no podía descuidarse… ni siquiera con Blaise, al que admiraba. Blaise se había negado rotundamente a unirse a los mortífagos y ahora recibía protección de Snape. Pero el caso de Draco era diferente… si daba un paso en falso, firmaba su sentencia de muerte.

- ¿Qué haces? – preguntó Harry asustado, cuando Draco se colocó prácticamente sobre él, apenas unos centímetros elevado, gracias a que se sostenía del reposa brazos.

- Cobrándome las deudas… - susurró muy cerca, demasiado cerca de sus labios.

El rostro de Harry era toda una poesía. Sus ojos abiertos por el terror y su pecho hiperventilándose.

Pero el colmo de todo vino cuando Finnigan le sugirió a su padre una ‘genial’ idea para evitar que Potter los encontrara o delatara. Y Draco se sintió furioso cuando Lucius vino a él diciéndole que esa idea era magnífica y le reprochó por no tener ideas como las del ex Gryffindor. Draco tuvo unas ganas enormes de darse de topes contra la puerta del recibidor al más puro estilo de un elfo doméstico.

- No… no… no tienes que… - intentó empujar a Draco pero sólo logró que se pegara más a él.

- Oh sí, si tengo que – respondió el otro con una risita.

Harry estaba realmente sudando frío. De repente despertaba ahí, en un lugar desconocido para él con su jurado enemigo, ahora supuesto salvador, a punto de echársele encima y al parecer con no muy sanas intenciones…

Esa noche había sido definitivamente asquerosa. Su madre no había parado de hablar y hablar y hablar sobre su próximo matrimonio con la estúpida Parkinson y de cómo ayudaría eso a recuperar el buen nombre y posición de la familia. Draco estaba hastiado, no quería casarse con Pansy, pero tendría que hacerlo o estaría traicionando a su estirpe. Aunque, en su exterior, sólo había sonrisas y besos para su ‘hermosa’ futura esposa y para su ‘adorada’ madre, por dentro no paraba de maldecir su suerte.

Ahora su existencia se resumía a huir y esconderse al lado de su padre y preparar su boda. Patético.

Si pudiera hacer algo por su vida, sólo se le ocurría una cosa… auto-oblivatearse hasta olvidar todo. Desde la horrible vida que se veía obligado a llevar hasta cómo se llamaba. Pensaba que ese sería un excelente escape, aunque ficticio. No se le ocurría otra manera de huir.

El moreno se vio atrapado por unos suaves labios que dominaban los suyos, acompañados por una inquieta lengua que intentaba abrirse camino hacia un lugar mejor. No supo bien qué había pasado pero soltó un gemido que fue aprovechado para invadirlo y… a partir de ahí no se resistió más.

Aunque para qué negarlo más que “no oponer resistencia”, eso más bien podía describirse como “colaborar con el asunto”, pues ahora sus manos estaban en la espalda y el la cabellera rubia, respectivamente y se movían inquietas buscando más contacto.

Vamos, que para ser una paga, a él le estaba agradando eso de pagar de en cómodas facilidades…

Había escuchado sin querer la conversación de Seamus con su padre, todo estaba planeado para esa noche y nada podía salir mal… Harry Potter sería el único que estaría en el Bosque Prohibido… y Draco no pudo evitar morderse el labio inferior. ¿Podría hacerlo? Era como suicidarse, y no tenía muchas oportunidades…

- ¿Y qué pasará después del hechizo?

- Quedará inconciente por horas… si no es que días…

“Situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas”, pensó Draco antes de respirar profundamente y tomar una decisión.

La paga se estaba poniendo muy interesante, pero aún así Harry no podía evitar ese sentimiento de desconcierto y pánico que lo asaltó una vez más cuando la boca de Draco bajó hasta su cuello. En definitiva, había algo muy extraño en todo eso, su cuerpo respondía, pero su cerebro le ordenaba parar. Comenzó a temblar, probando esa mezcla extraña que daba el placer de lo desconocido y lo prohibido.

- No, no hagas eso… - gimió - ¿Por qué?

- Oh… - respondió con voz serena – digamos que me estoy cobrando todas las que me debes…

Y ya no hubo más respuesta que un gritito de Harry cuando los dientes de Draco se hundieron en su cuello.

El Bosque Prohibido estaba demasiado oscuro y él estuvo a punto de arrepentirse… aunque se lo pensó mejor. Si no lo hacía, Harry Potter sería capturado y como había dicho Snape, si Harry Potter no atrapaba a los mortífagos, nadie lo haría; además él terminaría casado con Pansy…. Si lo hacía, había una remota oportunidad de salvar al chico y que capturara a esos estúpidos que le hacían la vida imposible, además… él no recordaría nada, no lo podrían culpar… en ninguno de los dos bandos. Era como comenzar una nueva vida. Mataba dos pájaros de un tiro.

Si lograba engañarlos, si lograba que los hechizos le dieran… no pudo impedir un estremecimiento al pensar nuevamente que eso era suicidio.

- ¡Malfoy! – medio gruñó y medio gimió Harry.

- ¿Dime? – respondió con una sonrisa angelical sacando ligeramente su rostro del cuenco que lo estaba entreteniendo tanto.

- No hagas esto… - pidió Harry – hay muchas otras formas en que puedo pagarte lo que hiciste por mí, mira… yo…

Draco bajó la vista y dejó que una cascada rubia cubriera sus ojos. No quería que Harry viera lo que había en ellos.

Caminó con decisión entre las espesas sombras, estaba seguro de que ese era el lugar. Sin embargo, quizá por el nerviosismo, no sintió ninguna presencia, así que pretendió seguir derecho, cuando ocurrió…

- Nunca.

- ¿Eh? – preguntó Harry confundido y entrecerró los ojos. Draco estaba mirándolo fijamente, de nuevo estaba a unos centímetros de su rostro.

- Nunca – repitió – te atrevas a olvidarme.

- No te…

El rostro de Draco se escondió aún más. No quería que viera sus ojos, por que lo que había en ellos era decepción. Era lógico que Harry no recordara, Seamus se había vengando borrando los recuerdos de su extraña relación… aclaremos, los últimos meses… puesto que su relación siempre había sido extraña…

Pero con todo y explicaciones eso no evitaba que Draco sintiera una enorme necesidad de lanzar todas las maldiciones que conocía contra Finnigan, cosa que era imposible ya que él y sus eficientes cómplices habían parado en Azkabán y en un acto de extrema lealtad hacia su líder habían confesado todos los crímenes, en los que el que peor quedara era el irlandés…

- Toma…

Draco le extendió un frasco, en él se encontraba lo que había sobrado de la poción que él había bebido y se levantó del sillón.

Harry vio la figura de Draco entre las sombras del amanecer que se colaban por la ventana.

- Oblivate – Siete, eran siete los rayos que vio estrellarse contra su propio cuerpo. Eran siete rayos que actuarían al momento borrando todas sus memorias desde quién sabe cuánto tiempo atrás.

Harry bebió la poción después de pensarlo mucho y observar atentamente a Draco. No parecía que le quisiera envenenar, además no perdería mucho… ¿Qué cosa más horrible le podía ocurrir que ser medio violado por su enemigo a muerte?

Bebió del frasco, el sabor era categóricamente horrible, estuvo a punto de levantarse y vomitarlo todo, pero Draco lo retuvo suavemente y Harry cerró los ojos.

No estaba enamorado de Harry Potter, terminantemente no lo estaba. Pero esas semanas a su lado le hicieron pensar lo contrario. Harry… o James, como lo había conocido, se portaba muy bien con él, a su lado todos los miedos y ansiedades de Draco… o Daniel, como le habían hecho creer, desaparecían y se sentía seguro.

No pasó mucho tiempo antes de darse cuenta de que en verdad estaba enamorado y que quería a ese hombre que le daba cariño, seguridad y que lo protegía por sobre todas las cosas…

Unos minutos después todas las imágenes esporádicas comenzaban a tomar forma en su cabeza, como si un rompecabezas se armara lentamente y al final todas las piezas encararon. Draco… Daniel, el peligro, los hechizos, la traición… y los últimos minutos, en los que el rubio de ojos grises se había estado burlando de él…

El color rojo se fue apoderando de Harry como si un niño pequeño lo estuviera iluminando, hasta que al final no fueron sólo sus mejillas, sino toda su cara la que parecía arder. En parte por la vergüenza, en parte por la rabia que le daba…

- ¡Draco!

Oh, pero Draco tenía esa extraña habilidad de salir corriendo antes de que Harry pudiera decir escreguto de cola explosiva….

…Un Desmaius para retenerlo a su lado…

- ¡Si te atrapo te voy a descuartizar, así que ruega a Merlín que hayas heredado lo escurridizo de las serpientes!

…Un Morsmordre para saber que estaba en peligro…

Draco simplemente era presa de un ataque de risa mientras corría por toda la cabaña de Harry, evitando que le diera alcance. Podría amarlo mucho, pero su orgullo jamás olvidaría la ‘broma’ que Harry le había jugado cuando lo vio sin memorias.

…Un Rictusempra para el primer beso…

- ¡Te lo merecías “James”! - gritó Draco antes de escabullirse por la puerta.

- ¡Danie… Draco!

… Un Fidelius para protegerlo…

Una bola de nieve fue a estrellarse contra el costado del rostro de Harry.

- Lo bueno de esta parte del país es que la nieve aún no se derrite… - informó Draco, con una sonrisa en la boca y otra bola de nieve jugando en su mano.

- ¡Te voy a…!

… Un Serpensortia para perdonar los tiempos pasados…

Harry se abalanzó sobre Draco y al minuto siguiente los dos rodaban por entre las capas de nieve que ya estaban un poco delgadas.

… Un Imperius para robárselo…

Harry atrapó a Draco, sentándose a horcajadas sobre él y con los brazos a sus costados.

- Si te mueves te irá mal… - gruñó con orgullo en los ojos.

- No es por interrumpir tu momento de gloria… pero mi espalda está sobre la nieve y me estoy helando…

…Un Riddikulus por conocer su peor miedo…

- No quiero perderte jamás.

… Y un Wingardum para arrebatar el arma que le haría daño…

- Y no es que yo quiera que me pierdas…

Las miradas se encontraron y en ellas se leyó… un poco de amor, pero más bien se leyó el frío que se les estaba colando hasta por los huesos.

- …pero… tampoco quiero un resfriado… así que si me permites… - Draco hizo un movimiento para levantarse, pero Harry no se le quitó de encima - ¿Harry? ¡Son las tres de la mañana y me estoy helando!

- Eso, señor “Yo-mejor-huyo-de-la-cabaña” debió pensarlo antes de salir corriendo.

- Mmm… pero no negarás que tú saliste tras de mí…

- ¡Eres un maldito rubio tramposo!

- ¿La verdad?… sí… soy el rubio más astuto, inteligente, guapo, encantador e irresistible que hayas conocido en tu vida…

Dos segundos después Draco cerraba la puerta de la cabaña tras entrar en ella y Harry apaleaba furioso la madera… desde afuera.

Algunos meses después…

- Todavía no entiendo por qué esas brujas dejaron este departamento – confesó Dean mientras Blaise tocaba la puerta.

- Se rumorea que alguien entró por la chimenea de su casa sin su consentimiento… - respondió Neville.

- Como sea… ¿Quieren decirme por que llevo media hora aquí parado y no abren?

- Acostúmbrate – Dean se encogió de hombros – regularmente eso ocurre por las mañanas no sé qué diablos estarán…

El estrépito de una caída muy fuerte y luego algunas otras caídas leves se escuchó por todo el edificio.

- …haciendo – terminó.

- ¡Suficiente! – gritó Blaise – tiraré esta maldita puerta…

Dicho y hecho… Blaise arrasó con una puerta y luego otra… hasta llegar a la recámara.

- ¡Oh por…!

Dean se cubrió el rostro apenado, Neville disimuló que veía las estrellas en el despejado techo del departamento… y Blaise se limitó a sonrojarse hasta la punta del cabello cual Weasley en sus peores momentos.

Harry se levantó en medio del desastre y jaló algunas sábanas para cubrirse y cubrir a Draco.

- Yo no vi esto… yo no vi esto… - repetía Blaise como letanía.

- Más vale que no hayas visto nada – gruñó Draco levantándose del piso.

- Oh Merlín – terminó Blaise, mientras arrojaba su cabeza hacia la pared una y otra vez – yo no vi esto…

…Y con esta hermosa escena familiar en el cálido hogar de la nueva parejita… termina esta historia y empiezan muchas otras…

Comprobamos que una serie de hechizos y encantamientos sí pueden cambiar la vida de alguien…

… No quisiera ser Blaise en estos momentos… o tal vez sí…

“Finite Incantatem”.

Oh… este es el final de esta historia, que es mi primera historia publicada aquí y la verdad es que ha sido algo que jamás olvidaré.

Agradezco a Marbius por estar ahí y revisar de cabo a rabo la historia y decirme lo que pensaba de ella. A Kage no Kaze por preguntarme todos los días si ya había terminado (casi como Amidala Granger) y revisar éste último capítulo.

Gracias Caro, muchas gracias Abbi, las amo… en el sentido heterosexual de la palabra ¬.¬

Os quiero… …. Pedir un favor xD… si han leído la historia, me encantaría que me mandaran algún comentario, por lo menos para decir “yo la leí”, es algo importante para mí, un deseo en el fondo de mi corazón

…Travesura realizada

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